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La colonización de Sierra Morena y Andalucía de 1767-1768 y
el Fuero de las Nuevas Poblaciones

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Pablo Antonio José Olavide Jáuregui

 

Fue el responsable como Superintendente de coordinar la llegada y distribución de los colonos alemanes y flamencos hacia sus destinos y de la construcción y seguimiento de las feligresías y aldeas de Sierra Morena y Andalucía. Fue de opinión contraria a la primera intención de hacerles ir hacia América y probablemente, conjuntamente con Pedro Rodríguez Campomanes, fue redactor de las Instrucciones para los Comisionados de las Cajas de Recepción de los colonos.
 
Su biografía tiene, desde muy pronto, varias etapas de dudoso entender en cuanto a cuestiones económicas o comerciales; otras facetas de Olavide son su afición al teatro, a la música y a los libros, como lector y como escritor, y las traducciones o adaptaciones que hizo de textos de algunos autores franceses como Racine, Voltaire, Sedaine y otros. Llegó a poseer una importante biblioteca que lo convirtió en objetivo de la Inquisición y de donde también saldrían todos sus proyectos educativos, económicos y de reforma agraria (que plantean la otra cuestión de si eran correctos o si fueron bien aplicados).
Hay algunas memorias o biografías de ciertos personajes franceses (de Dufort de Cheverny o de Madame Du Barry por ejemplo) donde se le llama como Olavidès o Olavidez.
En cuanto a su personalidad, a su pensamiento y a su educación y formación podemos encontrar diversos estudios y opiniones que se podrían resumir en los títulos de dos libros: "Pablo de Olavide ou l'afrancesado" de Marcelin Defourneaux o "Pablo de Olavide el ilustrado" de Luis Perdices Blas. (hay más títulos de libros para consultar en el apartado de Bibliografia y enlaces).

 

Casa d'Olavide. Lima (Perú)

 

Plànol de Lima - 1685

Casa de Olavide en Lima (Peru) "... en la calle de Ayacucho, en su segunda cuadra o manzana, en el antiguo numero 22 de la cuadra llamada de Núñez...", hoy esto es la calle, o "jirón", Santa Rosa (antes Miró Quesada) esquina Carabaya. La casa se derribó a principios de 1922.   Plano de Lima dibujado por el padre mercenario Pedro Nolasco Mere en 1685, (¡atención!, está girado, el norte apunta hacia abajo). Si clicas aquí verás la esquina Carabaya - Santa Rosa (antes Miró Quesada) en un plano actual de la ciudad.

La casa de Olavide hoy en dia

 

Placa dedicada a Olavide, en Lima (Peru)

Vista de Google Street View de la esquina de las calles, o "jirones", Santa Rosa - Carabaya. La antigua casa de Olavide es hoy el llamado Edificio Wiese, donde hay un centro comercial y una placa dedicada señalada con una flecha.   Esta es la placa dedicada a Olavide señalada en la imagen de la izquierda. Parece que tiene fecha de 1930.
 
Nació en Lima (Perú) el 25 de enero de 1725 y tuvo dos hermanas, Micaela y Josefa; hijo de Martín José Olavide Albizu, de Lakar (entidad del municipio de Deierri, en la merindad de Estella, Navarra) y de Mariana Teresa Jáuregui Aguirre, de Lima. La familia Jáuregui tenía una posición preponderante en Perú y los Olavide tenían también un rango bastante honorable como hidalgos y parece que eran protegidos por los Jáuregui. Martín Olavide llegó a contador mayor del Tribunal de Cuentas de Lima.
 
Pablo Olavide estudió en los colegios de San Felipe y Real de San Martín, dirigido por los jesuitas, a donde no iba cualquiera, y donde estudió Derecho y Teología; en 1742 ya se había graduado en la universidad de San Marcos, de Lima, como doctor en Teología primero y como doctor en Derecho canónico y doctor en Derecho civil después. Dio clases en dicha universidad hasta el 1745 cuando Felipe V le nombró oidor de la Real Audiencia y auditor de guerra (1) del Virreinato del Perú. Es tradición decir que estos cargos le fueron otorgados como compensación por los no obtenidos en unas oposiciones, amañadas en su contra, para una cátedra de Teología en la universidad; aunque parece más probable que fuera por una solicitud hecha en reconocimiento por sus méritos por el virrey, la Audiencia y el ayuntamiento (cabildo) de Lima al Rey (o mejor dicho al Consejo de Castilla) apoyada además por un importante donativo en pesos proporcionado por su padre y obtenido como préstamo de un amigo madrileño.
 
Felipe V muere el 9 de julio de 1746 y debido a la distancia se enteran en Perú poco antes del 28 de octubre de 1746 cuando se produce un terremoto en Lima (considerado el segundo más violento en la historia del Perú, acompañado de un grave maremoto en el puerto del Callao) y es este el punto de inicio de varios caminos, sólo uno es el correcto, que llevan Olavide a Madrid.
La primera de las versiones dice que es nombrado por el virrey como uno de los encargados de la reconstrucción de la ciudad y de la administración de los valores recuperados de los escombros de las casas y de los que quedaría una parte no reclamada, se entiende que por muerte del propietario, y de la que sería acusado de malversador, por la desviación en la utilización de una parte de los fondos recogidos para la construcción de un teatro, siendo el destino inicial de la totalidad de estos fondos para la construcción de una iglesia. A raíz de esto y de ciertas facetas de su comportamiento, conversaciones e ideas, parece que demasiado progresistas para el momento, Olavide es llamado por el Marques de la Ensenada para ir a Madrid a responder de estas acusaciones.
 
Otra versión más creíble y documentada del porqué se va a Madrid también comienza con el terremoto de 1746, donde mueren sus padres; ahora pero encontramos un Olavide que actúa sin rubor yendo a "comedias y paseos" y que no da ni mucho menos la imagen que se espera de él como oidor y togado. Hay por su parte una ocultación de herencia para no pagar la deudas que había contraído su padre, quien gestionaba operaciones comerciales de cierta envergadura. En este caso los acreedores debían enfrentarse con la autoridad y el respeto hacia un oidor y se exponían por tanto a ciertas malas consecuencias. El fiador de Martín Olavide era su cuñado Domingo Jáuregui, y es a él a quien Pablo Olavide remite los acreedores. Domingo pide información de los fondos y créditos pertenecientes a Pablo y se destapan otros asuntos. A partir de aquí hay una serie de intervenciones, protecciones entre colegas de la Audiencia, amenazas y falsificaciones que terminan con el destierro de los culpables a una cierta distancia de Lima y de la suspensión de sus funciones en espera de la sentencia definitiva. Se actúa o se comunica esto a los interesados excepto a Pablo Olavide a quien no se le puede comunicar y sobre quien no se puede actuar pues ya se había embarcado hacia la metrópoli (septiembre de 1750) pasando por Panamá haciendo uso de un permiso que parecía concedido por el rey (ahora el rey era Fernando VI, recordemos que el anterior, Felipe V, había muerto el 9 de julio de 1746).
En este viaje emplea casi dos años; llega a Cádiz a finales de junio de 1752 en donde todavía se queda cuatro meses hasta que no comienza la ida hacia Madrid donde le esperaba el Consejo de Indias que mientras tanto iba haciendo su trabajo sobre el asunto.
 
(1) "Oidor: Qualquiera de los ministros togados destinados en los consejos, chancillerias y audiencias para oír en justicia a las partes, y decidir, según lo que unas y otras alegan." (Diccionario de la lengua castellana, Real Academia Española, 1780).

Podréis encontrar otros planos antiguos de Lima en http://limavirreynal.blogspot.com . Sobre la casa de Olavide podréis encontrar información y otras imágenes en http://unalimaquesefue.blogspot.com.es/2010/05/retrospectiva-180.html y http://historiadordelperu.blogspot.com.es/2011/01/pablo-de-olavide-el-limeno-que-nunca.html


Al cabo de cuatro meses fue a Madrid donde queda arrestado en su casa y con sus bienes embargados. A todas las acusaciones de Lima se añadía que había hecho escala en Curaçao (escala no autorizada por ser posesión extranjera) donde habría hecho actividades comerciales ilícitas. El 19 de diciembre de 1754 fue encerrado en la Cárcel de Corte y sus bienes embargados, incluidos los que poseía en Cádiz, pasaron a ser confiscados.
Por un lado se pedía una sentencia ejemplar y por otro se pedía una sentencia tal que no trascendieran a la opinión publica los excesos que eran comunes en la administración de Indias, es decir: un "perpetuo silencio".
Recordemos que el proceso no afectaba sólo a Olavide sino que también habían implicadas otras personas: el Marqués de Casa Calderón, el escribano Felipe Jaraba, su amanuense Manuel de Guzmán y el testigo Juan Joseph Vega.
Con Olavide en libertad por motivos de salud, la decisión real salió el 16 de mayo de 1757, dos meses después de la última deliberación del Consejo de Indias. Entre otras conclusiones se impedía a Olavide volver a Lima como oidor hasta pasados 10 años y sólo con autorización expresa del rey.
 

Carcel de Corte - Plano de la Villa y Corte de Madrid 1800

 

Retrat anónim d'Olavide - Museo de La Carolina

Olavide - Revista "La ilustracion española y americana" 1875

Grabado de la Real Cárcel de Corte ("Plano de la Villa y Corte de Madrid", José Doblado, 1800). Hoy es el edificio del Ministerio de Asuntos Exteriores.

  A la derecha Pablo Olavide en una ilustración aparecida en el número 10 de la revista "La Ilustración española y americana" del 15 de marzo de 1875; su origen es el retrato de la izquierda, que actualmente está restaurado y expuesto en el Museo de La Carolina. Capital de las Nuevas Poblaciones, en el área temática de "Nuevas Poblaciones".

La imagen de la izquierda del retrato de Olavide, comentado anteriormente, nos ha sido amablemente cedida por el Museo de La Carolina. Capital de las Nuevas Poblaciones y la publicamos aquí con su autorización. El cuadro, de autor desconocido, fue donado en 1907 por su entonces propietario, Bartolomé Soriano Arellano, al ayuntamiento de La Carolina y anteriormente había estado expuesto a su Sala de Plenos.


En este momento la situación para Olavide no era tan mala; dos años antes, a principios de 1755, ya estaba fuera de prisión por motivos de salud y vivía vigilado en Leganés. Y quizás fue aquí o quizás antes, pues había tenido tratos comerciales con su difunto marido, Fermín de Vicuña, donde conoció a Isabel de los Ríos, que era desde julio de 1754 una rica viuda sin hijos, de seguramente más de 50 años, con quien se casó y de quien quedó como heredero incluso antes de la boda. Olavide tenía ahora 30 años.
Seguramente esta fortuna no sirvió para atenuar la sentencia pero si que le proporcionó los medios, previos a dicha sentencia, para entrar en la Orden de Santiago. Para ello hizo uso de que Felipe V, en 1743, le había concedido la posibilidad de entrar en una de las tres órdenes militares del reino en atención a los servicios de su padre Martín Olavide. Esta decisión fue ratificada en marzo de 1756 y el rey, Fernando VI, decidió que Olavide fuera admitido después de pasar y superar todas las investigaciones sobre su ascendencia personal (origen noble y nacimiento legítimo) y moralidad. Estas eran unas formalidades muy costosas por el candidato.
 
En cuanto consigue ser miembro de la Orden de Santiago, y con el dinero proveniente de su mujer, ya puede volver a actividades comerciales y a ascender posiciones sociales. Una persona con la que tiene tratos es Miguel Jijón, que había entrado con él en la Orden y al que parece que ya conocía, y que durante muchos años será su confidente.
Una vez hay sentencia y puede viajar comienza una actividad que durará hasta el 1765: salir al extranjero. De 1757 a 1765, unos 8 años de los que con intervalos estará viajando un total de 6, sea para hacer comercio, sea para adquirir libros y nuevos conocimientos intelectuales o técnicos o para relacionarse con personajes al estilo de Voltaire. Parece que Isabel de los Ríos no le acompaña a ninguna salida y quien sí lo hace en alguna ocasión es su prima Gracia de Olavide (Estefania Engracia de Olavide) que en algún texto aparece erróneamente como hermanastra suya.
 
La primera salida la empezará en Banhèras (1) para tomar aguas, pues su salud no era demasiado buena y estaba bastante obeso; allí se hace llamar Conde de Pilos. Después va a Marsella donde se hace pasar por marqués de Olavide y sobrino del Virrey del Perú.
Hace un segundo viaje a Francia y posteriormente un tercero hacia Nápoles, Florencia, Roma, Loreto, Venecia, Padua y Milán. Continuando hacia Paris contacta con Voltaire en su residencia de Las Délices en Ginebra; en Paris continúa recogiendo gran cantidad de libros, algunos de ellos prohibidos, y asistiendo y organizando tertulias con artistas y sabios. A pesar de que buena parte de la formación sea en Francia el apodo de "afrancesado" que le pone Defourneaux no es demasiado exacto y le corresponda mejor el de "ilustrado" que le otorga Perdices Blas.
 
Muerto sin hijos Fernando VI en agosto de 1759 en estos momentos el rey es su hermanastro Carlos III; venido de Nápoles y llegado a Barcelona en octubre comienza su reinado a finales de 1759. Mientras tanto Olavide entre sus idas y venidas de París, y una vez terminada esta primera tanda de viajes, en Madrid continúa organizando tertulias en su casa e introduce otras actividades como el teatro de aficionados. También traduce algunas obras de destacados autores franceses. En estas actividades tenía también parte activa y destacada su prima Gracia de Olavide, que también hacía traducciones; la presencia de una mujer en las tertulias no era un hecho habitual y daba un aire refinado y de progreso. Un fiscal del Consejo de Castilla, Pedro Rodríguez Campomanes, era un asiduo; y viceversa también, Olavide era un asiduo de las tertulias de Campomanes con quien tiene unas ideas económicas y filosóficas similares y posiblemente es de esta manera como, a través suyo, Olavide contacta con el entonces Gobernador de Valencia Pedro Pablo Abarca de Bolea, el Conde de Aranda.
 
(1) Puede ser en Banhèras de Luishon o en Banhèras de Bigòrra (escribiéndolo en occitano, en francés se escribirían Bagnères-de-Luchon o Bagnères-de-Bigorre); probablemente fue en Banhèras de Bigorra, pues Charles Vatel en "Histoire de madame du Barry" dice que "Le comte de Cheverny avait fait la connaisance du comte Pilos des l'année 1756, aux eaux de Bagnères-de-Bigorre".

El motín contra Esquilache (generalmente mal llamado "motín de Esquilache") el 23 de marzo de 1766, Domingo de Ramos, es un momento de cambio en la biografía de Olavide que lo hace entrar en la clase política.
Este levantamiento contra Leopoldo di Grigorio, marqués de Squillace, entonces secretario de Hacienda y de Guerra, se produjo a causa de varios motivos que afectaban a varias clases sociales, algunas pegadas al orden tradicional, incluidas iglesia y clero, nobleza y gremios; el principal motivo era el hambre y el encarecimiento de los víveres, aunque, como gota que hizo rebosar el vaso o incluso como excusa para empezar el plan previsto, es más conocida la prohibición de vestir, primero los funcionarios y después todo el mundo en Madrid, con capa larga y chambergo. La destitución y destierro de Squillace hizo ascender al conde de Aranda, gobernador entonces en Valencia, como presidente del Consejo de Castilla; para cubrir los cargos de Squillace fueron nombrados Miguel de Muzquiz como secretario de Hacienda y Juan Gregorio Muniáin como secretario de Guerra. Como fiscales del Consejo continuaron el equipo de golillas (1): José Moñino (después conde de Floridablanca) y Pedro Rodríguez Campomanes. Olavide ya tenía así tres amigos en el poder: Campomanes, Aranda y Muzquiz.

 

"Casa de las 7 chimeneas"

 

Capa curta i xamberg

La "Casa de las 7 chimeneas" en una imagen de 1940; residencia del marques de Squillace en Madrid y cargada de leyendas urbanas. Hoy es la sede del Ministerio de Cultura. "El motín de Esquilache" (1864), de Josep Martí i Monsó, Museo del Prado. Donde se ve como obligan a cambiar por fuerza el sombrero chambergo y a acortar la longitud de la capa para dificultar el poder ocultar la cara o embozarse.

 
Como consecuencias del motín se cumplieron, sólo momentáneamente, las peticiones del pueblo: disminución de precios de los víveres, retirada de la Guardia Valona, etc. Por sugerencia del secretario de Hacienda, Muzquiz, a Aranda, Olavide fue nombrado, en el mes de mayo de 1766, director del Hospicio de mendigos y vagabundos creado en el pueblo de San Fernando de Henares, cerca de Madrid, conocido como Hospicio de San Fernando y creado como consecuencia del motín para prevenir y tener recluida y controlada la abundancia de vagos y vagabundos que, por decisión de Aranda y según investigaciones del Consejo de Castilla, habían fomentado y apoyado el levantamiento y eran considerados potencialmente peligrosos. El tener los vagos y vagabundos recogidos incluye además la idea ilustrada de darles trabajo y convertirlos en hombres útiles. El 4 de junio Olavide toma posesión del cargo y pocos días después es nombrado también director del ya existente desde 1673 Real Hospicio de Madrid, conocido también como de San Fernando, dado que el anterior director había dejado el puesto por motivos de salud; parece sin embargo que hay un interés en hacer funcionar el nuevo equipo y poner en marcha las reformas ilustradas.
 
El mes de diciembre de 1766 Olavide quedó segundo, por una una diferencia de 4 votos (76 y 72) frente el duque de Frías, en una votación para elegir el Sindico Personero o Personero del Común del ayuntamiento de Madrid; el duque de Frías no aceptó el cargo alegando numerosas ocupaciones y trabajo como abogado en varios pleitos y Aranda decidió por Olavide; fue llamado para jurar el cargo el 3 de enero de 1767 y investido el 5 de enero a pesar de haber también alegado que la dirección de los hospicios le absorbían mucho tiempo. Carlos III le transmitió a través de Aranda que debía aceptar el nuevo cargo pues no dudaba de su capacidad y talento.
Así el mes de enero de 1767 entra como Sindico Personero o Personero del Común; cargo este creado, igualmente para varias ciudades a raíz del motín, como un preventivo para evitar en el futuro alguna de las causas; el objetivo era representar el pueblo en los ayuntamientos (una especie de Defensor del Pueblo) y ocuparse de los precios de los abastecimientos de la ciudad.
 
Consecuencia importante del motín, fue la expulsión de los jesuitas (hecho este importante para el estudio de la colonización y Nuevas Poblaciones de Sierra Morena y de Andalucía) por ser considerados, según la investigación posterior y oficialmente, instigadores importantes del levantamiento. Esta expulsión iba bien a los planes reformadores, entre otros personajes, de Campomanes .

Tanto el motín contra Esquilache como la expulsión del jesuitas son dos hechos con muchos artículos y literatura especialmente dedicada. El motín contra Esquilache no fue un hecho puntual de Madrid y de sólo un día, sino que también surgió y continuó en otras ciudades y con una duración más larga; parece un hecho preparado o deseado por ciertas capas sociales para conseguir la destitución de Esquilache y sacar a los extranjeros y sus intenciones del gobierno por su interferencia a otros objetivos y que probablemente un hecho puntual, un encuentro entre "embozados" y unos soldados lo hace estallar. En Madrid sonaba "Esquilache", pero en otras ciudades sonaba el nombre de la autoridad local y para algunos autores le faltó poco para convertirse en revolución.
Esquilache sale de Madrid el 26 de marzo hacia Cartagena para volver a Nápoles, seis años después se le nombró embajador en Venecia; Carlos III marchó primero a Aranjuez y después a San Ildefonso y la Corte no volvió a Madrid hasta el mes de noviembre de 1766, ocho meses después del motín.

Ahora seria conveniente volver medio año hacia atrás, pues en mayo de 1766 llega a Madrid Johann Kaspar von Thürriegel con su plan de repoblación; una vez consigue hacerse escuchar y dado que el proyecto de repoblación tenía como uno de los objetivos Sudamérica (las Indias) el 18 de octubre de1766 Olavide es consultado como peruano y conocedor del territorio y como persona influyente del momento. Tarda en dar su opinión por el mismo motivo que durante un tiempo ha dejado de ocuparse del Hospicio de San Fernando y ha dejado de enviar informes al secretario o ministro de Hacienda Muzquiz sobre sus progresos: Olavide, y ocho más, se han envenenado gravemente al comer unas setas; probablemente fue a finales de octubre y no retoma los trabajos hasta el mes de enero (2). Carlos III desea que su salud mejore y que pueda continuar con su tarea de convertir en personas útiles a la sociedad a aquellas que "por sus vicios y su mendicidad eran para ella tan peligrosos".
En cuanto a la propuesta de repoblación de Thurriegel la opinión de Olavide es favorable en lo que respecta a aumentar la población, o mejor, para poblar lugares desérticos que son importantes para la navegación como las Malvinas, el Cabo de Hornos o Tierra del Fuego. No es favorable, sin embargo, en cuanto a enviar sólo colonos extranjeros; recomienda enviar dos tercios de españoles que podrían salir de los Hospicios de Madrid y de San Fernando. También aprovecha para sugerir medios para abaratar el precio de los esclavos por considerar que son bastante útiles para la agricultura en lugares donde ya está instalada una población, función ésta que no cumplirían los alemanes y flamencos pues, por el hecho de ser blancos, pronto harían otros trabajos olvidando los del campo.
Hacemos notar que Olavide en ningún momento de su informe habla sobre la alternativa de enviarlos a Andalucía o a Sierra Morena.
 
Este plan de repoblación pasa por otras consultas y finalmente el 13 de noviembre de 1766 se envía al Consejo de Castilla donde se decide, parece que por sugerencia de Miguel de Muzquiz al gobernador del Consejo, el conde de Aranda, el enviarlos a Sierra Morena.
Continúan las negociaciones entre el gobierno de Carlos III y Thurriegel y mientras tanto hay que encontrar quien se encargue del proyecto, considerado desde su comienzo como una gran empresa del reinado. El Consejo de Castilla en opinión de sus fiscales Moñino y Campomanes consideró con el visto bueno de Muzquiz y de Aranda que la persona ideal era Olavide.
El 12 de junio de 1767 Carlos III autorizó y ordenó, por motivos de salud, el retiro del Intendente de Sevilla, Ramón Larumbe Malli y la designación de Olavide para esta vacante. El 23 de junio de 1767 la Gaceta de Madrid publicaba su nombramiento como Intendente (3) del ejército y de los cuatro reinos de Andalucía (Jaén, Córdoba, Sevilla y Granada) y Asistente de Sevilla (que son los cargos que tenía Larumbe) y Superintendente de las Nuevas Poblaciones. En un año había pasado de director del Hospicio de San Fernando a Intendente, a Asistente de Sevilla y a Superintendente de las Nuevas Poblaciones.  

Nomenament d'Olavide com a Superintendente

El texto de este nombramiento, que podéis leer de la imagen de la derecha y que transcribimos por si hay alguna dificultad, es el siguiente: "En consideración a los dilatados meritos de D. Ramon de Larumbe, y al estado de su quebrantada salud, se ha servido el Rey jubilarle de los empleos de Intendente del Exercito y Reynos de Andalucía y Asistente de Sevilla, concediéndole 60.000 reales al año y honores de Consejero de Guerra, libres de Media Annata; y ha nombrado a D. Pablo de Olavide para que succeda en la Intendencia y Asistencia, en atención a su zelo y constante aplicación por el servicio del Rey, y bien del publico, confiriéndole también la Superintendencia de las nuevas Poblaciones proyectadas en Sierra Morena."

La imagen anterior es un montaje hecho con dos fragmentos del número de la Gaceta de Madrid en donde se nombra a Olavide como Superintendente de las Nuevas Poblaciones. Este número 25 de la Gaceta de Madrid de 23 de junio de 1767 lo podéis encontrar buscando en http://www.boe.es/buscar/gazeta.php o directamente en  http://www.boe.es/datos/pdfs/BOE/1767/025/A00200-00201.pdf si os interesa únicamente esta página.

Para la redacción, total o parcial, tanto del Fuero de Población como de las Instrucciones por los Comisionados siempre se habla de Campomanes como autor, añadiendo la gran mayoría de veces a Olavide a quien se le atribuye en general la colaboración, probable y como mínimo importante, en la redacción de ambos; y en eso no estamos de acuerdo.
Sobre la posible intervención de Olavide en la redacción tanto del Fuero como de las "Instrucciones para los Comisionados", de forma documentada hay una carta de Muzquiz a Campomanes de 10 de junio de 1767 donde aquél le dice que Olavide irá a Madrid para trabajar con él en la redacción de las Instrucciones después de pasar por Aranjuez el 12 de junio para besar la mano del rey (4). En cuanto a su colaboración en la redacción del Fuero se podría argumentar que se encuentren artículos que incorporen algunas opiniones y sugerencias donde se podrían ver ciertas remotas similitudes con los que Olavide hizo en su informe sobre la posibilidad de enviar colonos a Sudamérica, no hay, sin embargo, ningún documento o razonamiento objetivo que conduzca a esta segunda posibilidad; y no sólo eso sino que, como ya hemos dicho, en ningún momento de su informe nombra la alternativa de enviar colonos a Sierra Morena.
Además, cuando Campomanes y Moñino redactan su informe sobre el proyecto de Thurriegel, de 18 de enero de 1766 y que incluye ciertos artículos que posteriormente aparecen de forma clara en el Fuero, Olavide aún no había sido nombrado Superintendente de las Nuevas Poblaciones, hecho que sucedió el 23 de junio de 1767.
En resumen, tanto Olavide como Campomanes ya deberían llevar bastantes días antes del 5 de julio de 1767 trabajando en el texto de las Instrucciones para los comisionados de las Cajas de Recepción; no así en el de la Instrucción y Fuero de Población para las Nuevas Poblaciones, que parece más obra de Campomanes y Moñino.
 
Llegamos así al 5 de julio de 1767 cuando se publican las Reales Cédulas con la Instrucción y Fuero de Población y las Instrucciones para los Comisionados para llevar a cabo el objetivo de la Contrata con Thürriegel que se había firmado el 2 de abril de 1767 coincidiendo, como se ha dicho multitud de veces, con la expulsión de los jesuitas, los bienes de los cuales pasarían a ser parte importante de la financiación del proyecto para colonizar Sierra Morena.
 
(1) Golillas: La golilla es el cuello característico del vestido de los magistrados y hombres de leyes de la época. Y por extensión los "golillas" son, de forma casi despectiva, los fiscales de los diferentes Consejos y los magistrados de diferentes tribunales que habían estudiado perteneciendo al grupo de "manteístas" que era uno de los dos grupos sociales del mundo universitario frente al otro grupo de los "colegiales". Campomanes (al menos ideológicamente) y Floridablanca, por ejemplo, son "golillas".
(2) Conjuntamente con su informe sobre la propuesta de Thürriegel para reclutar colonos, Olavide le comunica a Muzquiz el 30 de octubre de 1766: "... nos dieron un plato de zetas que devia tener algún hongo, que a todos nos envenenó; treze eramos de mesa, nueve comimos de ellas y hemos estado todos mui malos. Uno murió y otro todavía sigue en riesgo ...".
(3) "Intendente" era el funcionario administrativo que presidía una intendencia (también denominada provincia e introducida en España por Felipe V, a imitación de la intendencia francesa). Su función era la administración de todos los asuntos económicos del ejército, pero posteriormente les fueron dadas atribuciones de tipo fiscal, de fomento económico (policía, en el léxico de la época) y de justicia. El intendente era el nexo entre el ejército acuartelado en la provincia y los impuestos que se recogían para pagarlo y para otras necesidades de la monarquía (catastro, equivalente, tamaño). Dado que la nueva provincia o intendencia de Nuevas Poblaciones tenía territorio de varias provincias (llegó a territorios de las intendencias de Jaén, Nuevas Poblaciones de Sierra Morena, y de Córdoba y Sevilla, Nuevas Poblaciones de Andalucía) era necesario el título de "Superintendente", con autoridad sobre varias intendencias y con facultad de subdelegar. "Asistente" era el título que en Sevilla tenía el funcionario que en otros lugares se llamaba "corregidor", éste era el magistrado que en su territorio ejercía la jurisdicción real.
(4) Un fragmento de esta carta (del Archivo General de Simancas, legajo 496, folio 35.) es:
"Olavide puede venir pasado mañana a besar la mano, hablar conmigo y volverse despues para trabajar con Vm. las instrucciones necesarias que son de tres clases:
- Sobre el modo con que han de ser recibidos en los puertos.
- Sobre el itinerario para que hagan sus marchas con orden y sin fatigarse ni fatigar a los pueblos.
- Sobre el modo con que han de establecerse provisionalmente (...)"
Viendo estos tres temas a tratar entendemos que el documento resultante de estos encuentros fueron "Las Instrucciones, que deben observar los Comisionados de las Caxas de Almeria, Màlaga, y Sanlucar, para la introduccion de los seis mil Colonos Católicos Alemanes y Flamencos, que deben poblar en Sierramorena", y no "La Instruccion y fuero de poblacion, que se debe observar en las que se formen de nuevo en la Sierramorena con naturales, y estrangeros Católicos".

Muzquiz en una carta de 4 de agosto de 1767 le dice a Olavide que: "El rey está persuadido que el establecimiento de los colonos se ha de llevar a debida ejecución en uno o dos años..."; el 28 de agosto Muzquiz le escribe que, según dice Thurriegel desde Lyon, el mes de septiembre llegarán 1200 colonos.
Ya se ve que había que ir deprisa a empezar el proyecto y que había que asegurar abrigo y alimentación para toda esta gente para que pasaran el próximo invierno en una región donde no había casi nada aparte de arbustos. El no haber hecho una tarea previa, es decir antes de que llegaran los colonos, es el error de origen que se iría arrastrando y añadiendo a otros obstáculos e improvisaciones en todo el proceso de colonización.
 
A principios de agosto de 1767 Olavide toma posesión de su cargo de Intendente en Sevilla y el día 20 llega a Sierra Morena para empezar a hacer las primeras medidas topográficas para las primeras poblaciones: Santa Elena, Guarromán y, ocupando un convento de carmelitas descalzos en La Peñuela; que posteriormente sería la capital de las Nuevas Poblaciones de Sierra Morena con el nombre de La Carolina.

 

La Carolina - Palacio del Intendente i Esglesia de la Immaculada

  La Carolina - Torres de la Fundacion La Carolina - Torres de la Fundacion La Carolina - Torres de la Fundacion
El "Palacio del Intendente" y la "Iglesia de la Inmaculada Concepción" en La Carolina (antes La Peñuela).   Tres imágenes pertenecientes a las "Torres de la Fundación", en La Carolina, donde podemos ver a un colono trabajando la tierra o limpiándola de monte con una hacha y a quien hemos situado entre dos casas: una a la derecha, ya construida en un lugar limpio de monte, y la otra, que está todavía en construcción, a la izquierda.
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No sólo llegaron los más de 6000 colonos traídos por Thurriegel, los mismos transportistas de los colonos reclutados por Thurriegel, los hermanos Thibal de Montpellier, también hicieron llegar colonos por su cuenta. Otros asentadores hicieron ofertas similares, como la de Joseph Anton Johann Jauch (o escrito Yauch en mucha documentación anterior) que trajo colonos de Suiza; su proyecto era llevar 100 familias, sin especificar más en cuanto a cantidad, e hizo llegar más de 400 colonos aunque quizás no todos suizos.
En cuanto a Thurriegel los primeros colonos que llegaron eran en general del Imperio y de zonas cercanas al bajo Rin y provenían de un campamento en Saint-Jean-d'Angély donde, como consecuencia de un desastroso proyecto francés para colonizar la zona de Kourou en la Guayana, hacía tiempo que dichos colonos estaban parados y aguardando para ir hacia allí (¡hasta cuatro años en algún caso!). A estos primeros colonos no les fue necesaria propaganda; fue el ministro francés de Guerra y Marina, Duque de Choiseul, que vio una vía de salida para poder deshacerse de ellos.
Pese a solucionar parte del problema que tenían los franceses con la multitud de gente parada en Saint-Jean-d'Angély, posteriormente toda la circulación de futuros colonos trajo problemas diplomáticos con Francia y también con los cantones suizos y con la corte de Viena de María Teresa I de Austria que no veían con buenos ojos la salida de sus pobladores.
 

En mayo de 1768 se decidió que también habrían de llegar a Málaga o Almería, y con el mismo Fuero que los reclutados por Thurriegel, varios colonos griegos que huyendo de la invasión Otomana del Peloponeso llevaban un siglo establecidos en Córcega y que ahora a raíz de la situación de guerra entre Córcega y los ocupantes, República de Génova, querían salir de Ajaccio. Su destino era Nueva Atenas, la actual San Sebastián de los Ballesteros. Al ceder Génova a dominio francés la isla de Córcega estos detuvieron el proyecto y San Sebastián de los Ballesteros se fundó con otros colonos.

 

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